No quiero conocerle
"No nos atrevemos porque las cosas sean difíciles; Las hacemos difíciles porque no nos atrevemos". Lucio Aneo Séneca
El otro día disfrutaba con el último episodio de la 2ª temporada del Ala Oeste de la Casablanca (2001). En él, el presidente norteamericano Jet Bartlet, interpretado por Martin Sheen, informaba ante las cámaras de televisión que sufría Esclerosis múltiple remitente, una enfermedad que, si bien no es directamente mortal (aunque se vuelva degenerativa), había sido ocultada durante su campaña de elección como máximo mandatario del país. Como no podía ser de otra manera, la opinión pública estadounidense asistía estupefacta ante tal anuncio, incrédula ante lo que les explicaba su propio presidente. Tampoco podía faltar la mirada atenta de unos sorprendidos analistas políticos que dudaban, no solo que pudiera ganar la reelección en la siguiente Elecciones Presidenciales, sinó que su propio partido, el Partido Demócrata, le permitiera volver a presentarse. La situación era muy delicada y, para resolver todas las dudas, el presidente Bartlet daría una rueda de prensa desde el Congreso una hora después de su declaración televisiva ante el Pueblo.
El día anterior a todos estos acontecimientos, la secretaria del presidente, Dolores Landingham, había fallecido en un accidente de coche. En un momento tan crucial de su vida, en el que está en juego su carrera, el presidente Bartlet no puede evitar recordar a esa mujer a la que conoció muchos años antes, cuando él era un joven adolescente que compartía estudios y trabajo en el colegio que su padre dirigía. Sus recuerdos sobre aquella nueva administrativa que tardó poco en apreciar su valía (Bartlet obtendría el Novel de Economía años más tarde) revivían aquellos tiempos en los cuáles ella no paraba de darle la paliza para conseguir que aquel joven empleara su talento e inteligencia en favor de los demás. Y le venía a la mente aquella vez que le pidió que le comentara a su padre el tema de la discriminación salarial de las empleadas de la escuela. Él, reacio a hablar con su rígido progenitor, le pidió datos que lo corroboraban. Y ella, le trajo una libreta en el que había apuntado todas las "comparaciones odiosas" entre trabajadores del mismo nivel pero de diferente sexo.
- ¿Qué pretende?
- Que hables con tu padre
- ¿por qué debería hacerlo?
- Muchas mujeres temen perder el empleo, ¿tú de qué tienes miedo?
- ¿Por qué me habla así?
- Porque te hace falta una hermana mayor. Miraté, tienes suerte. Eres más listo que los más listos de tu clase. Te ha bendecido la inspiración, como habrás notado. Mira, si no lo haces porque crees que no tengo razón, lo respetaré. Pero si estás de acuerdo conmigo y no lo reconoces, porque crees que es difícil o no te atreves, entonces eres un cobarde. Y no quiero conocerte.
- Ya veremos
- Lo vas a hacer!
- Yo no he dicho eso
- Sí lo has hecho. Ahora. Te has metido las manos en los bolsillos y tu cara ha mostrado esa sonrisa. Lo has decidido!
- ¿Por haber metido las manos en los bolsillos?
- Y has sonreido.
Lo único que sacó el joven Bartlet de la charla con su padre fue un guantazo que le mostró su carácter poco dialogante. No obstante, años más tarde, aquel joven se convertiría en presidente de los Estados Unidos y aquella mujer pesada y a la vez protectora con él se convertiría en la Secretaria del Presidente. Pero llegado el momento, él estaba solo, tras el anuncio de su enfermedad. La persona que tanto le había influenciado, la primera que había apostado por él para ser algo importante en la vida, ya no estaba. Tenía que enfrentarse a una difícil situación solo con su apoyo espiritual. Se imaginó cómo sería una charla con ella, ahora que había abandonado este mundo. Y rememoró una frase: "Usted tiene la capacidad de hacerlo. Si no lo hace porque no quiere presentarse, lo respetaré. Pero si está de acuerdo conmigo y no lo hace porque cree que es difícil o cree que va a perder, entonces es usted un cobarde. Y no quiero conocerle"
Bartlet se dirigió posteriormente a la rueda de prensa. Se había acordado que la primera pregunta la haría un veterano periodista que preguntaría sobre su enfermedad. Él aclararía que no era mortal y que se podía llevar una vida normal. Sin embargo, una vez ante el atril, la primera pregunta se la concedió a otra periodista más joven. Ésta le preguntó lo previsible: Señor Presidente, ¿podría decirme si va presentarse a la reelección?. La atronadora lluvia en el exterior le sirvió de excusa: No lo escuchado bien, ¿podría repetir la pregunta, por favor?. Y repitió: ¿Podría decirme si va a presentarse a un segundo mandato, Señor?. Bartlett se irguió. Separó las manos del atril. Las introdujo en los bolsillos del pantalón. Y sonrió.
PD: Sé que es un alegato un poco peliculero por la valentía. Pero el mensaje me parece bueno. Y la escena me "moló que te cagas".
El otro día disfrutaba con el último episodio de la 2ª temporada del Ala Oeste de la Casablanca (2001). En él, el presidente norteamericano Jet Bartlet, interpretado por Martin Sheen, informaba ante las cámaras de televisión que sufría Esclerosis múltiple remitente, una enfermedad que, si bien no es directamente mortal (aunque se vuelva degenerativa), había sido ocultada durante su campaña de elección como máximo mandatario del país. Como no podía ser de otra manera, la opinión pública estadounidense asistía estupefacta ante tal anuncio, incrédula ante lo que les explicaba su propio presidente. Tampoco podía faltar la mirada atenta de unos sorprendidos analistas políticos que dudaban, no solo que pudiera ganar la reelección en la siguiente Elecciones Presidenciales, sinó que su propio partido, el Partido Demócrata, le permitiera volver a presentarse. La situación era muy delicada y, para resolver todas las dudas, el presidente Bartlet daría una rueda de prensa desde el Congreso una hora después de su declaración televisiva ante el Pueblo.
El día anterior a todos estos acontecimientos, la secretaria del presidente, Dolores Landingham, había fallecido en un accidente de coche. En un momento tan crucial de su vida, en el que está en juego su carrera, el presidente Bartlet no puede evitar recordar a esa mujer a la que conoció muchos años antes, cuando él era un joven adolescente que compartía estudios y trabajo en el colegio que su padre dirigía. Sus recuerdos sobre aquella nueva administrativa que tardó poco en apreciar su valía (Bartlet obtendría el Novel de Economía años más tarde) revivían aquellos tiempos en los cuáles ella no paraba de darle la paliza para conseguir que aquel joven empleara su talento e inteligencia en favor de los demás. Y le venía a la mente aquella vez que le pidió que le comentara a su padre el tema de la discriminación salarial de las empleadas de la escuela. Él, reacio a hablar con su rígido progenitor, le pidió datos que lo corroboraban. Y ella, le trajo una libreta en el que había apuntado todas las "comparaciones odiosas" entre trabajadores del mismo nivel pero de diferente sexo.
- ¿Qué pretende?
- Que hables con tu padre
- ¿por qué debería hacerlo?
- Muchas mujeres temen perder el empleo, ¿tú de qué tienes miedo?
- ¿Por qué me habla así?
- Porque te hace falta una hermana mayor. Miraté, tienes suerte. Eres más listo que los más listos de tu clase. Te ha bendecido la inspiración, como habrás notado. Mira, si no lo haces porque crees que no tengo razón, lo respetaré. Pero si estás de acuerdo conmigo y no lo reconoces, porque crees que es difícil o no te atreves, entonces eres un cobarde. Y no quiero conocerte.
- Ya veremos
- Lo vas a hacer!
- Yo no he dicho eso
- Sí lo has hecho. Ahora. Te has metido las manos en los bolsillos y tu cara ha mostrado esa sonrisa. Lo has decidido!
- ¿Por haber metido las manos en los bolsillos?
- Y has sonreido.
Lo único que sacó el joven Bartlet de la charla con su padre fue un guantazo que le mostró su carácter poco dialogante. No obstante, años más tarde, aquel joven se convertiría en presidente de los Estados Unidos y aquella mujer pesada y a la vez protectora con él se convertiría en la Secretaria del Presidente. Pero llegado el momento, él estaba solo, tras el anuncio de su enfermedad. La persona que tanto le había influenciado, la primera que había apostado por él para ser algo importante en la vida, ya no estaba. Tenía que enfrentarse a una difícil situación solo con su apoyo espiritual. Se imaginó cómo sería una charla con ella, ahora que había abandonado este mundo. Y rememoró una frase: "Usted tiene la capacidad de hacerlo. Si no lo hace porque no quiere presentarse, lo respetaré. Pero si está de acuerdo conmigo y no lo hace porque cree que es difícil o cree que va a perder, entonces es usted un cobarde. Y no quiero conocerle"
Bartlet se dirigió posteriormente a la rueda de prensa. Se había acordado que la primera pregunta la haría un veterano periodista que preguntaría sobre su enfermedad. Él aclararía que no era mortal y que se podía llevar una vida normal. Sin embargo, una vez ante el atril, la primera pregunta se la concedió a otra periodista más joven. Ésta le preguntó lo previsible: Señor Presidente, ¿podría decirme si va presentarse a la reelección?. La atronadora lluvia en el exterior le sirvió de excusa: No lo escuchado bien, ¿podría repetir la pregunta, por favor?. Y repitió: ¿Podría decirme si va a presentarse a un segundo mandato, Señor?. Bartlett se irguió. Separó las manos del atril. Las introdujo en los bolsillos del pantalón. Y sonrió.
PD: Sé que es un alegato un poco peliculero por la valentía. Pero el mensaje me parece bueno. Y la escena me "moló que te cagas".
7 Comments:
"El ala oeste de la Casablanca" es una gran serie. Lástima que La 2 la haya maltratado constantemente, cambiando el horario de emisión, el día, e incluso en Cataluña, anunciándola para luego, llegada la hora, hacer una desconexión territorial... Hay que hacerse con los DVD para disfrutarla plenamente.
Alguna vez me he preguntado si esta serie sería posible en España sin que fuese criticada cada vez que alguna trama de ficción no fuese del gusto de los partidos políticos y medios afines. Si ya se lió con "Mar adentro", qué no pasaría con "El ala oeste de la Moncloa"...
Al hilo del tema de la valentía, iba a poner una definición que Javier Cercas da de los héroes en "Soldados de Salamina". Pero como no tengo ahora el libro aquí y no me quiero equivocar, mejor la pongo otro día.
Una gran serie. Conseguí las primeras cuatro temporadas en DVD y me regalaron la 5ª para reyes. La 6ª solo está en inglés y la 7ª y última está a la espera de pasar a DVD. Es una pena que solo se pueda seguir a través de AXN y que la 2 la haya olvidado.
En España sería muy difícil una serie igual, a menos que fuera en clave de humor. Quizá eso es lo único que une a dos grandes tendencias que no quieren mirarse a la cara.
"Soldados de Salamina" es una historia extraordinaria. Hay bastantes momentos relatados que son fantásticos, pero especialmente uno me pone los pelos de punta: cuando, en medio del bosque, el joven soldado republicano está cara a cara con el fascista Sánchez Mazas y decide dejarle vivir.
Me matarás pero no he visto ni un solo cápitulo...
Válgame dios! Tendré que organizaros un serie-fórum, aunque la cosa va para largo.
En fin, Litos, tranquilo. Yo no compro sacos de tierra.
yo tampoco he visto ni un solo capítulo...
INMENSA SERIE, lástima que la realidad diste tanto de la ficción...
Recuerdo el capítulo, uno de los mejores de las serie y de los que más momentos de "gran cine" tiene.
Tengo la primera y segunda temporada y a la caza del resto, que aunque ya he visto la mayoría de los que ha emitido la Dos (y es mérito), recrearse con esta serie no puede ser malo.
Mario,
sigue este enlace. Seguro que te interesará. Salut!
http://cristianalcazar.blogspot.com/2007/02/derechos-humanos-y-globalizacin.html
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