Gafas Rotas
"Ahora: una palabra curiosa para expresar todo un mundo y toda una vida". Ernest Hemingway
Esclavos del tiempo. Ese transcurrir constante, que a veces nos parece rápido y otras parece enlentecerse. Lo que ahora es pronto será un era y lo que ha de venir se transfomará durante unos escasísimos instantes en un ahora. Los acontecimientos llegan, sin esperar a nadie, y cuando los esperamos pasan como un suspiro. O no llegan. En ocasiones deseamos que pasen ya, para poder superarlos, y en otras nos gustaría agarrarlo con todas nuestras fuerzas para que no se escape aquello que estamos disfrutando. Podría decirse innumerables cosas sobre el tiempo, pero lo cierto es que, prácticamente siempre simplemente nos dedicamos a "vivir" con él. O lo que puede significar lo mismo: desarrollar un vida utilizándolo para "medirla".
¿Qué debe estar pasando para que, de golpe, a uno le dé por pensar en el tiempo? ¿será que uno se hace mayor y comienza a preocuparse por el despilfarro de tiempo? Como si se tratara de un recurso natural en constante desperdicio, haciendo caso omiso en favor de un entretenimiento efímero y pasajero. Parece mentira lo mal que llegamos a gestionarlo y no siempre para un deleite puntual. Quizá lo mejor sería no pensar en ello. Aceptar que estamos sujetos a que sean otros los que gestionan nuestro tiempo. Aceptar que somos esclavos de plazos de pago, de contratos temporales de trabajo, de horarios y calendarios, de despertadores y relojes, además de otros condicionamientos de convención social. Eso puede llegar a generar una existencia con dosis de ansiedad, amargura y angustia. Pero también, a su vez, habría que ser conscientes de que no es una atadura completa. También podemos decidir qué hacer con nuestro tiempo libre, organizarlo a nuestra manera (para que no se nos eche encima) y sin que nadie nos diga en qué emplearlo. Esa es una de las llaves de la libertad. No es la única. De hecho, ya tenemos otra llave previamente: la libertad de hacer lo más original y agradable posible la vida entre tanta acotación. Creo que conozco demasida gente que cree haberla perdido.
Como decía un amigo mio: "Hay cosas que no se pueden controlar. Nada suele salir cómo uno desea y debe vivir con ello". Sin embargo, eso no es sinónimo de no intentarlo. Si es cierto que la vida es un constante camino, donde lo importante es lo que se recorre más que adónde se llega, en ese caso, libres somos de meternos en causas descabelladas. De alguna manera habrá que aprender. Y, obviamente, eso requiere tiempo.
Por cierto, el pasado sabado se me rompieron las gafas. Cada día, como acción mecánica me las suelo poner. Cuando no, es para ponerme las lentillas. Y casi había perdido la noción de la verdadera realidad: que estoy bastante cegato. Quizá por eso me cuesta tanto ver ciertas cosas, como el futuro (para esto se necesitan otro tipo de "lentes"). Una preocupación excesiva, tal vez, pero algo justificada. Por ese motivo amenazo con volver a escribir sobre política.
1 Comments:
Solo aquellos que no se preocupan algo por el futuro y viven solo el presente o peor aún,viven anclados en el pasado se les puede considerar temerarios.
Espero ansioso que tus amenazas se hagan realidad... política municipal, estatal, mundial... que nos deparas amigo reverendo?
El mundo está hecho para los valientes, como bien dices lo importante no es el camino, sino el lugar donde te lleva y lo que esperá allí.
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