viernes, noviembre 16, 2007

El mago

Es el primer arcano mayor del Tarot, una carta iniciática o el primer símbolo-escalón de la escalera esotérica por excelencia. Una carta de infancia, un aprendizaje experimental, un desarrollo potencial de un don o poder ya existente. Todavía no son hechiceros, pues están en fase de experimentación, conociéndose a si mismos y en lo que pueden hacer. Por ello, como arcanos posteriores de la baraja aparecen otras figuras más "avanzadas" (aunque no estén estrictamente relacionadas con la considerada magia común), como son el el Emperador o el Sumo Sacerdote.
El mago, un día cualquiera, se encontraba cansado. Marchar de un lugar a otro genera serios síntomas de fatiga, además de representar una pérdida de tiempo en la que no haces más actividad que ir de A a B. Decidió entonces concentrar su poder y desarrollar la habilidad de autotransportarse de A a B de manera instantánea. Ahora estoy aquí, y, de repente, estoy allí. ¿Cuantas noches hemos salido los mortales completamente ebrios de las tabernas y hemos deseado aparecer sin demora ante el expectante lecho de sueño? (eso sin tener que esperar al autobus o disfrutar de un maravilloso viaje en metro acompañado por gente en mayor estado de embriaguez y euforia) ¿Cuántos recorridos nos han parecido interminables cuando el tiempo (u otras obligaciones o necesidades) y su correspondiente presión se cierne sobre nosotros? ¿Cuánto tiempo se pierde en algo aparentemente tan insustancial como hacer un trayecto hacia un impaciente destino?. Solución: De A a B sin despilfarro de por medio. Y como todo novedoso empleo de la magia, correctamente aderezada con sus dosis de ilusión, la vida parecía fantástica.
Hasta que un día, el mago se despertó por la mañana y sintió una extraña y pesada sensación. ¡Me noto más gordo!. Bueno, de hecho había engordado. Su alimentación no requería una copiosidad extrema para que el estoc de calorias comenzará a manifestarse en su cuerpo en forma de energia desperdiciada. "Tendré que cuidarme más". La clave no estaba en comer menos, pues no solo no se sentía mejor. Al contrario, la sensación de cansancio se reproducía, la apatía se apoderaba de él y la pereza gritaba desenfrenada. Como del cielo no cae solo lluvia y frecuentemente acuerda deslatrarse combinadamente, aquella no fue la única sensación negativa. El despilfarro de tiempo ya resultaba desagradable cuando las causas eran ajenas, más aún lo es cuando el causante es un mismo. Uno echa de menos el tiempo que ha perdido cuando no cuenta con él. Una vez en "manos propias", de repente, desaparece la claridad de qué hacer con él. Puesto que no puede autoadelgazarse permanentemente y que jugar con el tiempo no trae corrientemente nada bueno, pensó que lo mejor sería planificar y organizarse. Si lo haces bien, has de dedicarte. Si lo haces mal, te has de decicar mucho más. Conclusión: pierdes tiempo igualmente. Lo que se gana por una parte, se pierde por otra.
Uno no desea estar siempre a merced de las circunstancias, pero quizá ir de A a B no sea tan negativo después de todo. El Mago fue consciente de su inocencia e inmadurez. De forma natural, todo viaje lleva con él algún tipo de aportación (algo que, de otra manera, igual se tendría que ir a buscar). Tal vez lo más importante de todo no sea llegar a B, sinó la circulación entre los dos segmentos (de la misma manera que la clave no es tener más tiempo, sinó su aprovechamiento). Sí, cierto, el retorno a cada en estado ebrio no supone, de entrada, nada aprovechable.. Sin embargo, incluso de algo así se puede extraer alguna lección (que muchos mortales conocen aunque simulen que no la han comprendido). Por lo tanto, la habilidad de autotransportarse deberá ser utilizada en casos excepcionales. Forma parte del aprendizaje.

Dedicado a todos los líderes iniciáticos y futuribles, confiando que disfruten de trayecto de A a B sin caer en los excesos.

2 Comments:

Blogger Miroslav Panciutti said...

Coincido plenamente con la lección que hubo de aprender el Mago. Si hacemos desaparecer la distancia (espacial y/o temporal) entre A y B, dejamos casi sin sentido la existencia. La habilidad para autotransportarse (quien la tenga) debe efectivamente reservarse a casos sumamente excepcionales. Aunque la tentación es fuerte pero ... ¿quién dijo que la sabiduría sea fácil?

17/11/07, 0:15  
Blogger Patricia said...

Me enteré hace poquito que ya me dieron de alta en la Este. Gracias!! si es que sin la carta del literato jaja.

Un abrazo

18/11/07, 2:48  

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