Tierras de Oportunidades
"No se puede vencer en un guerra, de la misma manera que no se puede vencer a un terremoto" Jeannette Rankin , pacifista norteamericana y primera mujer congresista.
Cuando vi el final de la serie "Kingdom" (Riget), de Lars von Trier (1997) pensé: "Ya está: una nueva gamberrada del friki de turno". Sin embargo, esta vez no fue una gracia del peculiar director danés, uno de los creadores del llamado Cine DOGMA 95. El fallecimiento de su actor fetiche, el sueco Ernst-Hugo Jaregard, obligó que su obra quedara forzosamente inacabada, dejando la casa por recoger en el protagonista y modélico hospital danés "El Reino", tan familiar e identificativo para quiénes hemos pasado noche en algún hospital. Tampoco hubiera sido una sorpresa, porque aquellos que hayan visto alguna otra de las poco convencionales películas de Trier, bien saben que pueden esperarse de él cualquier cosa. Ya puestos a buscar finales imprevisibles, ¿por qué no?, lo dejas a medias y que el espectador elija el final que más le plazca. No sonaría tan mal, después de todo, si no fuera porque la compra del producto obliga a poner un final. No se paga por pensar, puesto que algo que se puede hacer gratis...
Bueno, menciono a Trier (por gracia o desgracia, un gran desconocido para muchos) porque para el próximo año 2008 tiene pensado estrenar "Washington", la película que cerrará su trilogía "Estados Unidos- Tierra de Oportunidades", iniciada con Dogville (2003) y continuada con Manderlay (2005). Ya ha habido otros directores de cine hayan retratado con anterioridad la polifacética sociedad americana, sociedad que, para bien o para mal, resulta referencial e influyente para cualquiera de las llamadas sociedades "occidentales" (y para las que no, a pesar de sus esfuerzos, también). Martin Scorsese, por ejemplo, ha hecho descripción en reiteradas ocasiones de las alegrías y miserias de la sociedad neoyorkina, reflejada con dramatismo y rudeza. La peculiaridad de Trier, sin embargo, es que ha aportado su propio estilo personal y, claro, no son pocos los que consideran que se ha pasado varios pueblos. Tanto, que incluso se le ha llegado a tachar de antiamericano y se llegó a rumorear que no se le permitiría nunca entrar en vida en Estados Unidos, un país que, por cierto, no ha pisado nunca. No tengo claro hasta que punto la perspectiva de Trier se puede considerar de hiperrealista, pero sí es evidente que muestra con inusitada y provocativa profundidad las relaciones de unos colectivos hasta el punto que nos parece terrorífico su parecido con algunas realidades familiares; Las historias se desarrollan en territorio norteamericano, pero bien podrían producirse en muchos lugares del mundo. Esto incluso podría incluir las imágenes finales de los títulos de crédito. Sin embargo, la canción de David Bowie, Young Americans, que los acompaña suena un poco a indirecto reproche y, en su alma ofendida, muchos no verán ni metáforas ni interpretaciones abiertas. Además, siempre es más fácil ver mala fe de los demás que tu propia imagen reflejada en un espejo.
La protagonista de la saga es Grace, una joven idealista (interpretada por Nicole Kidman en Dogville y por Bryce Dallas Howard en Manderlay) que, en su ánimo por conseguir un mundo mejor, va recibiendo una serie de lecciones en forma de rapapolvos. Dogville es un tremendo guantazo al estoicismo y a la creencia de que el ser humano es bueno por naturaleza. Viene a decirte que, de entrada, cualquier persona el mundo puede ser generosa, solidaria y dispuesta a ayudar a los demás; Pero con el tiempo, el concepto de "ayuda desisteresada" va perdiendo fuerza hasta convertirse en "abuso interesado". Dogville es el ejemplo de cómo los individuos se aprovechan del colectivo para sus intereses particulares al precio de machacar y demonizar a otros individuos del mismo colectivo. Y, por supuesto, no importa la actitud que tomes, porque es un lucha sin final: aguantar más, supone abusar más. Cuando llega al punto que alguien se rebela o deja de ser necesario, la solución es fácil: se elimina (o se autoelimina) el problema. "De estar en su lugar posiblemente me hubiera comportado igual que ellos. Pero entonces, no hubiera podido defender mi propia moralidad. [...] No podía permitir que a otra persona le pudiera ocurrir lo mismo. Para la existencia de un mundo mejor, lugares como Dogville debían desaparecer". En Estados Unidos, no es de extrañar que muchos se identificaran con Dogville y observaran con terror el desenlace de la historia. Como siempre, lo fácil es pensar que los arcáicos europeos son envidiosos y antiamericanos.
Manderlay, la segunda parte de la trilogía, tampoco puede decirse que sea más políticamente correcta. Aquí la crítica comienza por una lado y acaba por otro, de tal manera que Trier llegó a afirmar en público: "Es la primera vez que pongo de acuerdo en algo a verdugos y víctimas del racismo. Ambos me odian". Grace llega con espíritu humanista y se marcha con un cabreo descomunal. "¿En serio creía que no nos marchábamos de aquí (una plantación de algodón) porque no podíamos?" - le espetaba un Danny Glover a una incrédula Dallas Howard, para hacerle ver que había pecado de ilusa e inocentona. Te debe dejar cariacontecido escuchar que es preferible y más cómodo vivir oprimido que ser libre y emplear mal (o no saber emplear) la propia libertad, o que se vive mejor con un mismo siendo esclavo de otro (al que culpar siempre de tus desdichas) que ser esclavo de uno mismo y los propios y descontrolados instintos. Hombre, parece una burrada y una barbaridad. Aunque si se piensa un momento... uff! Menudo sapo hay que tragarse si es verdad aunque sea solo en parte. Resulta muy controvertido y polémico plantearlo desde la perspectiva del racismo. Sin embargo, ¿quería Trier quedarse solo en ese aspecto?. Partidarios o contrarios, ya tienen algo en qué pensar.
Mientras tanto, uno se pregunta sobre las oportunidades: ¿existen? ¿se dan? ¿se encuentran? ¿se quieren realmente?. Quizá más de uno prefiera no saberlo.
Manderlay, la segunda parte de la trilogía, tampoco puede decirse que sea más políticamente correcta. Aquí la crítica comienza por una lado y acaba por otro, de tal manera que Trier llegó a afirmar en público: "Es la primera vez que pongo de acuerdo en algo a verdugos y víctimas del racismo. Ambos me odian". Grace llega con espíritu humanista y se marcha con un cabreo descomunal. "¿En serio creía que no nos marchábamos de aquí (una plantación de algodón) porque no podíamos?" - le espetaba un Danny Glover a una incrédula Dallas Howard, para hacerle ver que había pecado de ilusa e inocentona. Te debe dejar cariacontecido escuchar que es preferible y más cómodo vivir oprimido que ser libre y emplear mal (o no saber emplear) la propia libertad, o que se vive mejor con un mismo siendo esclavo de otro (al que culpar siempre de tus desdichas) que ser esclavo de uno mismo y los propios y descontrolados instintos. Hombre, parece una burrada y una barbaridad. Aunque si se piensa un momento... uff! Menudo sapo hay que tragarse si es verdad aunque sea solo en parte. Resulta muy controvertido y polémico plantearlo desde la perspectiva del racismo. Sin embargo, ¿quería Trier quedarse solo en ese aspecto?. Partidarios o contrarios, ya tienen algo en qué pensar.
Mientras tanto, uno se pregunta sobre las oportunidades: ¿existen? ¿se dan? ¿se encuentran? ¿se quieren realmente?. Quizá más de uno prefiera no saberlo.
5 Comments:
Lars von Trier es uno de mis directores favoritos por lo original de su obra, y ciertamente Dogville y Manderlay son de lo mejor del cine europeo de los últimos años. Por cierto he encontrado a faltar alguna referencia en tu post a "El jefe de todo esto", su última película, una comedia algo surrealista con la que me reí muchísimo.
Tengo pendiente verla
Me temo que yo no voy a hablar igual de bien de Lars von Trier... al menos de su "personaje", ya que de su obra sólo he visto "Bailando en la oscuridad" y, todo hay que decirlo, me gustó bastante (y en ella tampoco se deja muy bien a Estados Unidos, especialmente a su sistema judicial). También he visto un trozo de "Los idiotas", pero como me pareció un despropósito, no la acabé.
Dejando de lado esto (que, por otra parte, es lo fundamental, ya que lo que tiene que perdurar es la obra y no la persona), von Trier me parece el típico provocador "freak", empezando por los supuestos "principios artísticos" de DOGMA, que ni cumple muchas veces, ni son artísticos; pasando por lo de rodar una vez al año una escena de una película que se estrenará dentro de no sé cuántos años (no recuerdo si eran 25 ó 50); y llegando ya al límite al querer colar como un hallazgo artístico la utilización de un ordenador que (des)encuadra la imagen como le da la gana.
No voy a quitarte la razón, Buxter. Aunque se autojustifique en que la provocación sirve para pensar y descubrirse a si mismo, a Von Trier le gusta demasiado "liarla". Llega hasta el punto de utilizar extravagantes personajes extranjeros que insultan y critican sin pudor a los daneses y a su forma de ser (En EL Reino utiliza a un sueco y en El Jefe de Todo Esto utiliza a un islandés). Pero hay que reconocer que consigue lo que pretende: provoca y hace pensar.
Bueno, Dani, ya he visto la gamberrada "El Jefe de Todo Esto" y no tiene desperdicio si bien el final es un ida de olla en toda regla. Todo sea por un producto original...
FELIZ AÑO 2008
A mí a veces me hace pensar... en su familia ;-)
Publicar un comentario
<< Home