lunes, mayo 26, 2008

Un breve paseo por Europa

El motivo es la celebración de la Eurocopa de fútbol. Esta mañana, una compañera de trabajo nacida en Austria ha llegado en estado de completa aflicción, tras materializarse anoche la eliminación en primera fase de su selección, que ejercía de anfitriona del torneo. Creo que no ha hallado mucho consuelo en mis palabras, orientadas a reconocer el papel más que digno de un equipo, a mi parecer, bastante flojo futbolísticamente hablando y que no merecía estar en una competición de este calibre. Austria lleva 10 años sin clasificarse para una fase final de ningún torneo de importancia (en este participaba como anfitrión), pero eso no había reducido ni el más mínimo atisbo de ilusión a esta joven muchacha. Creía que eran capaces de realizar algo importante. Finalmente, no han ganado ningún partido. Pero mantuvo la esperanza hasta el final del último encuentro ante la vecina Alemania. Y me ha hecho recordar que cuanto más inverosímil nos pueda parecer algo, más esperanza acumulamos. Cubrimos las carencias existentes, dependan o no de nuestra voluntad, con dosis de ilusión.

¿Vale la pena tener esperanza? Seguro que un turco aficionado al llamado deporte-rey dirá que sí. Un día antes, la poderosa selección de la República Checa vencía a la anárquica selección de Turquía por 2-0. Quedaban 15 minutos. ¿Quién podía pensar en aquel anatólico país que acabarían venciendo aquel partido que tenía perdido? Pocos se podían imaginar que, incapaces de marcar un gol en 75 minutos, marcarían tres en apenas un cuarto de hora a uno de los mejores porteros del mundo, el checo Peter Cech, que cometería un garrafal e impensable error en el gol que supondría el empate. Posible era, pero revisando la historia estadística, cada minuto transcurrido lo convertía cada vez más improbable. Al final, miles de turcos acabaron celebrando por las calles de la república islámica lo que, para muchos, había sido un increible y verdadero "milagro".

El próximo rival de Turquía será Croacia, que ayer se impuso a Polonia, otro equipo que ha levantado pasiones algo curiosas. Antes de su partido inagural contra Alemania, un diario de este católico país publicó una portada que decía: “Leo, tráenos sus cabezas”. En la foto adjunta, el entrenador holandés de la selección polaca aparecía cogiendo las cabezas degolladas del seleccionador alemán, Joakim Low, y del capitán de la escuadra teutona, Michael Ballack. La foto lo dice todo. No cabe decir que el día del partido hubo enfrentamientos entre aficionados energúmenos de ambas selecciones, con el resultado de 157 detenidos por la policía. Al gobierno de Austria le dieron ganas de poner "dos velas negras" para este tipo de irresponsable prensa basura, que tampoco dudó en recordar la invasión del 39 para “ambientar” un partido de fútbol. Si a eso añadimos que, tras el partido, un ex-ministro del gobierno se manifiestara partidario de retirar la nacionalidad a aquellos polacos que jueguen con otras selecciones deportivas, en clara alusión a dos germano-polacos, Podolski y Klose, criados ambos en Alemania, simplemente porque les han marcado dos goles en un encuentro de fútbol, pues, hombre, lo que consigue es que se cite más a Polonia por cuestiones ajenas al deporte que no por lo que corresponde. Sobretodo cuando hay que recordar al fanático de turno que el mejor jugador de campo de su selección se llama Guerreiro, nació en Brasil y no domina la lengua del país.

Dicen que “creer es poder”. Como podeis comprobar, esta Eurocopa nos está mostrando algunos ejemplos y sus variopintos resultados. Me pregunto qué tendrían en mente los británicos cuando inventaron este juego.