martes, mayo 15, 2007

A Pamplona hemos de ir

El camino hacia las próximas Elecciones Generales no se esperaba tranquilo. Ya se esperaba que los estrategas del PP iban a ir a saco después de, tras tres largos años en la Oposición, permanecer todavía por detrás en el voto directo de las encuestas, algo que le aleja de su deseado retorno al gobierno. Algunos cargos del Partido Conservador vaticinaron en 2004 que habría elecciones legislativas anticipadas y su propio lider, que ni siquiera concedió los "famosos" primeros 100 días, disertaba en el Parlamento sobre un gobierno débil e inestable que no llegaría al final de la Legislatura. Las cosas no han ido cómo esperaban, pero siguen confiando que su estrategia agresiva, dirigida a consolidar el apoyo, considerable pero insuficiente, de sus votantes tradicionales y a disgregar en la medida de lo posible a los votantes cuyo comportamiento electoral les apartó del gobierno. Están convencidos que estas tácticas de constante acoso a todo lo que huela a ZP les puede acercar a la victoria electoral, puesto que, enfrente, se encuentran con un gobierno socialista algo defensivo y temeroso, cuyo ánimo de quedar bien con todo el mundo ha generado que, desde algunos círculos políticos, esté siendo tachado de blando. En consecuencia, aprovenchando el debate entorno al terrorismo y al Conflicto Vasco, los ánimos no se van a calmar demasiado. Más bien, las cosas aún pueden enredarse más.

El próximo día 27 son las Elecciones Autonómicas en la Comunidad Foral de Navarra. Las declaraciones de Batasuna hace unos meses sobre su deseo de constituir una comunidad autónona común que incluyera a navarros y vascos fueron el argumento perfecto para suscitar más polémica por parte de algunos sectores conservadores (y algunos en principio no tan conservadores) como si el futuro de Navarra como comunidad estuviera realmente amenazada. Ya se han vivido varias manifestaciones que reivindicaban supuestamente la autonomía navarra, promovidas por el PP y su coalición en la región, UPN, algo quizá puede parecer un poco precipitado y desproporcionado puesto nadie, desde el Estado o el gobierno, la había puesto en entredicho. La situación, tal y como se ha planteado desde algunos ámbitos, no parece que vaya a tranquilizarse porque ahora se puede añadir otra variante: la posibilidad de que UPN deje de gobernar la Comunidad a partir del mes que viene y que el próximo presidente sea del Partido Socialista o de Nafarroa Bai.

La última encuesta del CIS prognostica que UPN sería de nuevo la lista más votada en las próximas autonómicas. Obtendría 20 o 21 escaños, los cuáles serían insuficientes para poder investir en solitario a su candidato, ante los 10 del PSOE y los 13 o 14 de Nafarroa Bai que podrían votar en contra y proponer otro candidato que sí podría ser investido presidente. Esto ha hecho sonar las alarmas en UPN, no solo por las posibles repercusiones que podría tener en una nueva línea política futura diferente a la suya, sinó porque supone perder el control de la administración foral y cargar con todas las consecuencias, políticas y no tan políticas, que conlleva para un partido perder el poder cuando tanto tiempo lleva gobernando. Esto tendría efectos perjudiciales para el PP de cara a las próximas elecciones generales, puesto que perdería un importante feudo con el que "jugar" en la campaña electoral de dichos comicios legislativos. Y, como no puede ser de otra manera, su discurso se radicalizará aún más, con nuevos mensajes catastrofistas a difundir por toda la Península, que vienen a sobredimensionar lo mal que se gestionan las cosas cuando lo hacen otros que no son de su partido.

Si se cumplen los prognósticos de las encuestas, el PSOE será la tercera fuerza en la Comunidad Foral de Navarra y, por tanto, quién decida qué candidato deba presidirla y gobernarla. Si no es Miguel Sanz, candidato de UPN, no tardaremos en escuchar historias sobre la "venta política" de Navarra y las funestas consecuencias que tendrá. No obstante, la realidad es diferente y algo más compleja: la ciudadanía, más allá de los discursos políticos de unos y de otros, comienza a estar algo insatisfecha ante un gobierno que, si bien todavía tiene un apoyo importante, muestra algunos signos de cansancio. Según la encuesta del CIS, casi la mitad de los encuestados coincide a afirmar que la situación general en Navarra en buena (49'8%), aunque no ha cambiado nada en la última legislatura (45%). Sin embargo, de los demás, los que piensan que las cosas han empeorado (29%) superan a los que creen que han mejorado (21'5%). Dos de cada tres consideran que la gestión no ha sido mala (67%, pero la mitad creen que ha sido solo "regular"), pero hay más críticos con el papel del actual presidente (31,8% de malo o muy malo) que partidarios (31'5%).

Aunque la gestión del gobierno de UPN es aprobada (41% contra un 37% de desaprobación) , lo cierto es que tampoco le hace muestra de un apoyo descomunal. A última encuesta del Pulsómetro, refleja que el tema de la vivienda (33%), el paro (22,3%), la Sanidad o la inmigración son más preocupantes para los navarros que cuestiones como el terrorismo (18,7%) o amenazas a la autonomía, a pesar de los discursos alarmistas. No se tiene tampoco excesiva fe en los candidatos (en el Pulsómetro se les suspende a todos y en la encuesta del CIS solo aprueba Sanz (5,4 de media pero un margen de error el doble que el resto)). De hecho a la pregunta de Simpatías, el PSOE es el que aglutina más (9,2%), dos puntos por delante que UPN, aunque tampoco tiene excesivo mérito si tenemos en cuenta que el 33% no simpatiza con ninguno. Según el CIS, el 52 % de los encuestados está prestando poco o nada de interés por las elecciones, aunque casi el 70 % está convencido de ir a votar y un 16'5 % considerada que lo hará probablemente. Algo curioso si tememos en cuenta que supuestamente hay tantos peligros amenazando Navarra. Y aunque, de cara a la campaña, algunos se preconen como los salvadores de la Comunidad Foral, lo cierto es que los apoyos son escuetos. A pesar de gobernar por mayoría absoluta durante 4 años, el deseo de que UPN vuelva a ganar no sobrepasa el 26,2% y el deseo de ver repetir a su candidato apenas llega al 27% (CIS). Hay que decir también, que un 33% no se ha manifestado al respecto. Por otro lado, un cambio de gobierno tampoco es mal visto (62,4% contra un 28,8%, pulsómetro) , aunque no se sabe que nivel de apoyo real tendría un bipartito, puesto que la suma de ambos por separado no significa que sea igual a ambos como gobierno agregado.

Pronto veremos si hay una nueva batalla dialéctica por Navarra en los medios. De momento, los navarros sí se lo toman con más calma.

1 Comments:

Blogger Tanhäuser said...

Un artículo magnífico, Reverendo. Muy bien documentado y perfectamente hilvanado y argumentado.
Enhorabuena.

27/5/07, 15:58  

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