jueves, mayo 10, 2007

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Los candidatos llaman a su puerta. A las 00.00 horas de esta mañana ha comenzado la Campaña Electoral de cara a las próximas Elecciones Municipales y, a partir de hoy, los alcaldables van a invadir con su presencia (física o fotografiada) los municipios de toda España. Muchos se preguntarán si es necesario y/o conveniente esta solicitud tan explícita del voto para los candidatos a constituir los futuros ayuntamientos y casas consistoriales. Las circusntancias dan pie a que las quejas y las críticas sobrevuelen el ambiente local. Este proceso, sin embargo, forma parte de la lógica democrática, en la cuál todo partido aspirante a entrar en un consistorio ha de mostrarse públicamente ante su ciudadanía y ver con sus propios ojos el grado de empatía que tiene con ella. Algunos expondrán algún que otro punto de su programa político; Otros se centrarán más en criticar la gestión de la fuerza o fuerzas gobernantes; Tampoco faltarán los que quieren exponer su visión política global. Y entre ellos, habrá carteles, muchos carteles, además banderolas, pancartas, trípticos y otros tipos de propaganda. Durante dos semanas, la ciudad será empapelada con imágenes relacionadas con el mundo de la política. Ese mundo que, a veces, parece tan alejado de determinadas realidades.

En muchas ocasiones, he escuchado decir aquello de "los políticos solo se acuerdan de nosotros cada cuatro años". Supongo que esa crítica muestra implícitamente uno de los elementos básicos de una campaña electoral: durante unos días, los representantes políticos se encuentran forzosamente más próximos a la ciudadanía, puesto que requieren de su colaboración. Son momentos en los que el ciudadano tiene la ocasión de ver en persona al alcalde o al alcadable del partido con el que simpatiza. También aprovecha para hacer un balance informal y particular de la gestión, muchas veces manifestada cuando hay stands o mesas en los espacios públicos. El voto no solo consiste en elegir al que crees que lo puede hacer mejor. También es una valoración implícita de cómo se ha hecho anteriormente. La gran mayoría de los votantes no son militantes de ningún partido político, por lo que su voto es más propenso al premio o al castigo y en mayor medida es susceptible al cambio. Así que una campaña electoral viene a servir para refrescar la memoria sobre lo acontecido en la última legislatura (para que el ciudadano, si lo desea, pueda valorarlo) y para promover la participación en el proceso democrático. Tal vez la implicación de la ciudadanía en la toma de decisiones y en la gestión política tendría que ser mayor y más constante, pero al menos el sistema existente le otorga una margen de participación más allá de la simple aprobación público de lo que se hace.

La participación electoral es una de las claves de la democracia. Puede considerarse una mayor afluencia a las urnas aporta una mayor legitimidad a los resultados. Nuestro sistema político no requiere un minímo de participación para que haya un reconocimiento explícito de "legitimidad", puesto que esta ya es presente con la existencia del propio proceso electoral. Sin embargo, una alta abstención siempre supone un "pero" a los resultados. Éstos, como datos que son, siempre están sujetos a determinadas interpretaciones: ¿qué es más legitimo, tener un 60% de voto con un 45% de participación o tener un 45% de voto con un 60% de participación?. No obstante, son las matemáticas las que mandan. Y, en ese sentido, es el Orden Legislativo quien manda. Ganar las elecciones y tener un mayor número de votos no garantiza nada: no gobierna quién más votos populares tiene, sinó quién cuenta con más apoyo en el Pleno de un Ayuntamiento. Por eso el concepto de Legitimidad se pierde en el limbo. Quizá este sea uno de los factores por los cuáles la abstención sea tan alta en los procesos electorales.

Como demócrata, y en afán de una mayor legitimidad del sistema, a uno le gustaría que se fomentara una mayor participación. De hecho, desde muchas instituciones públicas así se hace. No obstante, la participación ciudadana puede ser un arma de doble filo. Por ese motivo, desde algunos estamentos solamente lo hacen cuando tienen claro que va a jugar a su favor. Se han producido casos, en los cuales un incremento de votantes en unas elecciones ha resultado un problema para determinados partidos. Por ejemplo, encontramos casos como Barcelona, Leganés (Madrid), La Coruña o Valencia, en los que un partido tenía la hegemonía (con mayoría absoluta y distanciado de sus competidores), una participación baja jugó a su favor en 1999, mientras que una mayor movilización de votantes en 1995 y 2003 les perjudicó a nivel de resultados. Un partido gobernante siempre cuenta con una Masa crítica integrada por militantes, simpatizantes activos y votantes llevados por el Bandwagon effect (voto a "caballo ganador") que se mantiene más o menos estable y le aventaja sobre sus rivales. Normalmente, suele tener un efecto expansivo cuanto los votantes acuden masivamente. Almenos así se cree. Pero, en ciertas ocasiones, una participación mayor también suponer que una implicación de muchos ciudadanos (censados) comunes, sin ningún vínculo político, que se movilicen y, a la hora de votar en masa, no voten en la misma proporción a la ya existente. De esta manera, nos encontramos estos casos en los que, a diferencia de otros tipos de elecciones, el partido mayoritario pierde porcentaje de voto aunque obtenga mayor número de sufragios. Es una dinámica curiosa, que puede condicionar la estrategia de campaña, que no se reduciría simplemente en ganar votos, sinó en ganarlos en mayor medida que tus rivales. Sin embargo, la realidad suele ser mucho más conservadora: cada vez es más común la estrategia de campaña más centrada en consolidar esa "masa crítica" y confiar (cuando no promover) que los demás partidos no logren movilizar a sus votantes o potenciales votantes. Como es lógico, el que más visiblemente suele emplear esa estrategia es el PP, que para obtener una mayoría ganadora utiliza agresivas tácticas dirigidas a generar la dispersión del voto de sus principales contrincantes rivales políticos. Pero tampoco quiero centrarme en eso.

Más allá de la participación, lo que sí parece es que los partidos mayoritarios (PSOE y PP, con sus respectivas coaliciones territoriales) plantean estos comicios municipales como antesala a las Elecciones Legislativas del próximo año. O almenos eso dicen los Medios. Ciertas dudas asaltan esa idea, puesto que la realidad de cada territorio es diferente. En muchos lugares, sobretodo en municipios pequeños, se suele votar más a la persona candidata que a las siglas partidistas. Eso ha llevado a más de uno a formar su propio partido, aunque no son pocas las veces que ha resultado contraproducente. También hay casos en los que concurren coaliciones, partidos regionales o partidos nacionalistas, sin mucha trascendencia a nivel estatal pero con mucho en juego a nivel local. Y luego nos podemos encontrar con pueblos y ciudades donde un partido está tan arraigado en el ayuntamiento, que muchos votantes consideran poco útil su voto a diferencia de lo que pudiera ocurrir el próximo año. Ah, y sin olvidar a Ciutadans/ Ciudadanos- Partido de la Ciudadanía, al que veremos si son realmente un partido con alguna aspiración o simplemente un elemento coyuntural de las Elecciones Autonómicas Catalanas.

En algunas Comunidades Autónomas, el día 27 también es día de Elecciones Autonómicas. Esto podría hacer más complejo su análisis, pero como el voto dual no es lo más generalizado y se suele votar al mismo partido en las dos votaciones, dejaremos el tema para más adelante.


A quienes os guste la política: Disfrutad de la campaña! (como podais)

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Interesantísma reflexión sobre estas dos semanas que nos esperan. Bastante de acuerdo respecto a la percepción de la movilización-participación y los resultados electorales, con la excepción, eso sí, de Gallardón. "Él que lo gana todo", con más participación subió de votos y se llevó los nuevos concejales que se incorporaron con la ampliación de la población. En fin, es que el PP de Gallardón no dee ser el mismo que el del resto.

15/5/07, 13:25  

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